domingo, 24 de febrero de 2008

La lactancia; algo más que alimentación

Por Mary

Muchas madres, al igual que yo, han experimentado la satisfacción de poder alimentar a sus hijos al pecho. Pero, si bien es cierto que se siente una alegría inmensa al amamantar a un niño, también es cierto que el desánimo puede llegar como consecuencia de comentarios de terceras personas. Estos comentarios puede ser que no sean mal intencionados, es solo que a veces hay falta de información por parte de aquellos que nos rodean y de quienes esperamos nos apoyen al cien por ciento.

Algunos dicen que la leche materna no es suficiente y que no satisface al niño por lo que hay que ofrecerle formulas artificiales. He escuchado a otras personas decir que la leche materna pierde su valor nutricional a partir de los 3 meses, 6 meses y otros dicen que al año. Puede ser que se haya planificado lactar a su hijo por más de ese tiempo y al escuchar comentarios como este decida acortar el periodo de lactancia porque al fin y al cabo, ¿por qué continuar amamantando si ya el niño recibió todo el beneficio que podía recibir de la leche materna? La respuesta a esta pregunta es la siguiente: la lactancia se trata de algo más que alimentación al pecho. Es el vínculo de unión que se da entre madre e hijo.

Investigadores en varias partes del mundo han descubierto que el contacto entre una madre y su hijo es un ingrediente valioso para promover el vínculo maternal. Este contacto debe ser desde temprano y prolongado para que el lazo de unión sea uno sano. La lactancia provee para que la interacción entre madre y bebé sea una más personal. Hay mayor contacto visual y cuando se esta en intima armonía con el niño, la madre esta mas dispuesta ha enfrentar y aceptar la excesiva actividad de los primeros años de la infancia, excelente época para el aprendizaje. Ese contacto es de suma importancia en el desarrollo del menor pues promueve la conducta exploratoria del niño y desarrolla desde temprano la conducta cognoscitiva. También le ofrece seguridad en si mismo elevando su autoestima. Se ha visto que los niños alimentados al pecho llegan a ser personas adultas más confiadas e inteligentes, eso sin mencionar los beneficios en la salud física.

Este vínculo no se da de la noche a la mañana; es un proceso. Desarrollar esta especial relación toma tiempo y como ya se mencionó, mientras más pronto y prolongado sea el periodo de lactancia, mejor. Si quiere tener una unión especial con su hijo, péguelo a su pecho. Aun los padres pueden desarrollar ese vínculo especial cargando y acariciando frecuentemente a su hijito además de brindar apoyo emocional a su pareja.

No permita que los comentarios de otros la desanimen y la hagan apartarse de esa decisión tan importante que tomó de lactar a su pequeño. Siga adelante. Pero, si por alguna razón de peso no puede lactar a su bebé, tómelo en brazos, mírelo a los ojos, tóquelo cuantas veces quiera pues el contacto físico es muy importante.

Independientemente del tiempo al cual el niño le saque provecho a la leche materna, según otras personas, la leche materna es mucho mejor que cualquier otra fórmula artificial. Recuerde que se trata de algo más que alimentar a su bebé. Se trata de sentar las bases para una relación que durara toda su vida, entonces, ¿por qué la prisa de destetar a su hijo cuando la gama de beneficios es tan grande para ambos? Tómese su tiempo. Su hijo se lo agradecerá.


Fuente: Associated Content

Lactancia materna después de una cesárea

Johana Fernanda Sánchez
Especial para ABC del Bebé



Después de una cesárea, muchas inquietudes surgen con respecto a la alimentación del recién nacido. Una de ellas es si la cesárea afecta de alguna manera la lactancia.

Edna Granados, miembro de la Liga colombiana de la leche, dice que no. “Lo que puede afectar la lactancia después de una cesárea es que el bebé no se ponga rápido al pecho, ya que esto ocasiona problemas como que no succione correctamente por ejemplo”, explica.

Es importante discutir con el obstetra que hace el seguimiento del embarazo o con quien atenderá el parto sobre cómo proceder después de la cesárea.

Si la mamá desea amamantar a su hijo cuando el procedimiento termine, es conveniente preguntarle al médico qué tipo de anestesia usará (general o epidural) para saber qué tan consciente estará una vez terminada la cirugía.

Cuanto más pronto la madre ponga al bebé al pecho, esto favorecerá el buen comienzo de la lactancia. Hoy en día, se amamanta al bebé muy rápido después de la intervención, siempre y cuando no haya complicaciones. La madre puede hacerlo acostada, con el recién nacido al lado debidamente apoyado.

“Para hacer más fácil la lactancia después de la cesárea hay que expresarle al médico el deseo de amamantarlo de inmediato, pues se ha observado que la respuesta de los bebés es mejor durante la primera hora después del parto, ya que luego tienden a adormilarse”, afirma Granados.

Además, es necesario tener una persona, preferiblemente el padre, para que acomode al bebé, ya que la madre estará acostada boca arriba y recuperándose de la anestesia. Se recomienda amamantarlo a libre demanda, ofrecerle el pecho cada vez que sea posible, evitar el uso de chupos y mantener al niño lo más cerca posible de su madre.

La forma adecuada en que el recién nacido debe prenderse al seno es abriendo su boca, con los labios hacia fuera y no hacia adentro. Su carita debe estar frente al seno, tocándolo con la punta de la nariz y sin que haya espacio entre la ‘barriga’ de la madre y la del bebé.



Posturas recomendadas

Durante el primer o los dos primeros días en que la madre permanece en la clínica será más fácil para ella amamantar acostada, así podrán hacer la siesta juntos y esto favorecerá su descanso.

La madre debe usar una almohada extra para apoyar la cabeza y la espalda. En este caso, la cama deberá estar plana, sin levantar y pedirle a la enfermera del hospital que suba las barandas para garantizar la seguridad del recién nacido. La madre debe agarrarse de una de las barandas y, cuidadosamente, girar hacia un lado, relajando el abdomen y cubriéndolo con una toalla para evitar que el bebé la lastime con los pies.

Después, pedirle a la enfermera o a un familiar que ubique al bebé de lado, frente a la mamá, “barriga con barriga”. La cabeza del niño o niña debe estar apoyada en el brazo de ella, o en una almohada, para que su boca alcance el pezón. En esta posición, el bebé podrá prenderse correctamente del seno.

En los primeros días es importante amamantar con ambos senos en cada comida. Por eso, la mamá tendrá que darse la vuelta y girar su cadera, poco a poco, sin realizar movimientos bruscos que puedan lastimarle la herida. Puede utilizar la baranda nuevamente para girar, reacomodar las almohadas y “pegar” al bebé al otro seno.

Algunas madres prefieren amamantar sentadas. Por ello, tan pronto logran sentarse, sin generar mucha tensión en la herida, recuestan su espalda en la cabecera de la cama o se sientan en una silla. Ponen una almohada o cojín sobre las piernas no sólo para levantar al bebé y acercarlo al seno, sino también para proteger la herida de la madre.

Acomodan al bebé frente a la parte alta del abdomen apoyando su cabeza sobre el antebrazo de ella. El brazo del bebé que está debajo debe estar “abrazando” a la mamá para que no quede entre él y ella un espacio que le impida acercarse al seno y succionarlo.

Por último, la posición “sandía” es otra de las preferidas. ¿Pero en qué consiste? La madre, sentada, pone un cojín debajo y al lado de su brazo. Entre tanto, el bebé se acuesta al lado de ella, sobre el cojín. En ese momento, la mamá toma la cabeza del bebé y la coloca cerca del pecho.



Fuente: ABC del bebe